Al té verde los científicos no cesan de encontrarle propiedades últimamente. Chi Pui Pang, de la Universidad de Hong Kong, ha demostrado que los antioxidantes que contiene (vitamina C, vitamina E, luteína y zeaxantina) pueden ser absorbidos por diferentes tejidos del ojo, incluida la retina, lo que previene el glaucoma y otras enfermedades oculares. También se ha comprobado científicamente que reduce las enfermedades de los dientes y las encías. Consumido con moderación (de 3 a 6 tazas al día) disminuye el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular, según un estudio publicado en la revista Arteriosclerosis.
También ayuda a combatir la obesidad

A esto se suma que el consumo asiduo de té evita que la vesícula biliar se inflame. Sin olvidar que inhibe el crecimiento de las bacterias. Y en el cerebro, los polifenoles del té tienen un efecto protector sobre las células protectoras de dopamina, de manera que previene la enfermedad de Parkinson, según se desprende de un estudio dado a conocer en Biological Psychiatry. No en vano un antiguo proverbio chino reza: “Es mejor pasar tres días sin comida que uno sin té”. Eso sí, no conviene beber nunca este brebaje demasiado caliente -es decir, a más de 60 ºC-, porque se ha demostrado puede causar cáncer de garganta.
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